Durante su actuación, el rapero de 37 años Kendrick Lamar abordó temas de identidad, resistencia y controversia. En un momento clave del espectáculo, declaró: “La revolución está a punto de ser televisada”, pero inmediatamente matizó: “Escogieron el momento adecuado, pero al tipo equivocado”.
La frase parecía rechazar la idea de que su papel es el de un líder político o un símbolo de lucha social, una imagen que le ha sido atribuida a lo largo de su carrera.
El Super Bowl ha logrado su mayor audiencia por segundo año consecutivo en Estados Unidos, teniendo un promedio de 126 millones de espectadores, quienes vieron el juego entre los Philadelphia Eagles contra los Kansas City Chiefs.
Esto simboliza una mejora del 2% con respecto a la transmisión del año pasado, que de acuerdo con Nielsen, se consideraba como la mayor audiencia televisiva jamás registrada.
El total de este año representa espectadores en las propiedades digitales de Fox, Fox Deportes, Tubi, Telemundo y la NFL según las mediciones de Nielsen, Fox y la NFL, mientras que los 123,7 millones de espectadores del año pasado se midieron en CBS, Paramount+, Nickelodeon, Univision, CBS Sports y las mismas propiedades digitales de la NFL.
Según Fox, la audiencia alcanzó su punto máximo durante el segundo cuarto del juego, con un promedio de 135,7 millones de espectadores entre las 8 y las 8:15 p.m (horario de Estados Unidos), unos minutos antes de comenzar el medio tiempo de Kendrick Lamar.
Un aspecto que llamó la atención de la puesta en escena de Kendrick fue el escenario, el cual diseñó el mismo Lamar con la intención de simular un mando de PlayStation y dar a entender que su vida es como un videojuego.
“Creo que [el tema del videojuego] era simbólico, su forma de llegar a los jóvenes. En gran parte muestra su viaje, recorriendo el sueño americano”, compartió la directora de arte del evento, Shelley Rodgers.
Samuel L. Jackson, vestido como el personaje de Tío Sam, apareció en varias ocasiones para enmarcar el espectáculo dentro de la narrativa del “gran juego estadounidense”.